De arquitecturas que viajan a través de las redes
Arquitectura, sostenibilidad y relatos compartidos desde la Bienal de Venecia 2025
Estos días, Venecia vuelve a convertirse en el centro de todas las miradas arquitectónicas. Del 10 de mayo al 23 de noviembre, la 19ª Exposición Internacional de Arquitectura – La Biennale di Venezia nos invita a pensar la arquitectura desde “el tiempo de la adaptación”. Así lo plantea su comisario, Carlo Ratti, que señala la necesidad de apoyarnos en todas las formas de inteligencia —natural, artificial, colectiva— para afrontar las transiciones ecológicas, sociales y culturales que vivimos.
Mientras muchos arquitectos y arquitectas están recorriendo los Giardini y el Arsenale, yo la estoy siguiendo desde lejos, a través de las imágenes, textos, stories y publicaciones que llenan estos días mis redes. Esta carta es precisamente eso: un análisis desde la distancia, una lectura de cómo la arquitectura viaja hoy también digitalmente, transformando la experiencia individual en una conversación compartida. Y qué mejor excusa que el Pabellón de España para detenernos a mirar con atención.
¿Empezamos?
Internalities: descarbonizar desde la arquitectura
El pabellón español, comisariado por Manuel Bouzas y Roi Salgueiro, abre sus puertas con el proyecto Internalities: Architectures for Territorial Equilibrium, una propuesta que no solo examina cómo la arquitectura puede reducir las externalidades medioambientales del proceso constructivo, sino que construye un relato coral sobre ecología, economía y territorio. Frente a la arquitectura globalizada y deslocalizada, Internalities propone una arquitectura que se piensa desde dentro: del recurso, del contexto, del ecosistema productivo. Una arquitectura que no solo diseña, sino que escucha.
Reabierto tras una profunda reforma estructural, el Pabellón de España acoge una exposición compuesta por una sala central —con 16 proyectos arquitectónicos acompañados por maquetas y balanzas que conectan construcción y paisaje— y cinco salas temáticas dedicadas a materiales, energía, oficios, residuos y emisiones. Cada una de estas investigaciones está firmada por arquitectos, fotógrafos y equipos locales que nos devuelven un mapa de saberes diversos y estrategias posibles.
¿Y si el diseño no fuese solo forma, sino también territorio, recurso, clima y memoria?
El término Internalities se propone como respuesta al modelo de externalización que ha definido buena parte de la producción arquitectónica. Se trata de repensar desde dentro. Una llamada a equilibrar economía y ecología desde la práctica arquitectónica, apostando por materiales locales, sistemas de baja huella y conocimientos compartidos.
La exposición se articula en torno a una sala central y cinco laterales, cada una abordando una dimensión clave de esta transición arquitectónica.
Una nueva generación con voz propia
Además del enfoque temático, Internalities pone en valor el trabajo de una nueva generación de arquitectos españoles que mira al territorio no como una limitación, sino como una fuente de inteligencia. Comparten investigaciones que analizan materiales regenerativos, energías limpias, técnicas tradicionales y economías circulares. Todo ello presentado con una coherencia discursiva que también se traslada a la museografía y al diseño expositivo, construido con madera procedente de montes vecinales gallegos gracias al patrocinio de FINSA.
En definitiva, se trata de un pabellón que no solo documenta, sino que toma partido. Que convierte la exposición en una herramienta crítica y, al mismo tiempo, accesible: todos los contenidos están también disponibles en la web www.internalities.eu, que funciona como una cartografía abierta de materiales, paisajes y estrategias para la descarbonización de la arquitectura.
Sala central: 16 proyectos, 32 maquetas, un equilibrio
El corazón del pabellón es la sala Balance, donde se presentan 16 proyectos arquitectónicos seleccionados mediante convocatoria abierta. Cada uno de ellos aparece representado por dos maquetas: una centrada en los materiales y sistemas constructivos empleados, y otra que sitúa el proyecto en su territorio, mostrando el vínculo entre la arquitectura y el paisaje del que se nutre.
Ambas maquetas se colocan sobre una balanza que representa visual y conceptualmente el equilibrio necesario entre recursos, técnicas y geografía. La exposición no solo muestra cómo se construye, sino desde dónde, con qué y para quién. La sala pone de manifiesto la relación y el equilibrio que existe entre estos materiales y los territorios de los cuales provienen.
Salas temáticas: cinco caminos hacia la descarbonización
Junto a la sala central, cinco salas laterales completan la propuesta expositiva:
Materiales · Cornisa Cantábrica · Investigación de Daniel Ibáñez y Carla Ferrer + fotografía de María Azkarate.
Energía · Costa Atlántica del Noroeste · Estar (Aurora Armental y Stefano Ciurlo) + fotografía de Luis Díaz.
Oficios · Arco Mediterráneo · Anna y Eugeni Bach + fotografía de Caterina Barjau.
Residuos · Área metropolitana de Madrid · Lucas Muñoz + fotografía de Ana Amado.
Emisiones · Islas Baleares · Carles Oliver y David Mayol + fotografía de Milena Villalba.
Cada eje se convierte en un relato de arquitectura situada, documentada y compartida.
Más allá del pabellón: otras arquitecturas que marcan el paso
Entre los proyectos destacados de esta edición, el Canal Café, proyectado por el equipo de Diller Scofidio + Renfro, ha recibido el León de Oro a la mejor participación. Situado en el Arsenale, esta instalación extrae agua de la laguna veneciana para elaborar café, ofreciendo a los visitantes una experiencia sensorial e identitaria.
Otras propuestas como Gateway to Venice’s Waterway, de la Norman Foster Foundation junto a Porsche, o Stonelife, de Andrés Jaque / Office for Political Innovation, también exploran la sostenibilidad y la conexión entre arquitectura, paisaje y tecnología.
Mientras tanto, en la Fondazione Prada, la exposición Diagrams, comisariada por AMO / OMA, presenta más de 300 piezas que recorren la historia del diagrama como herramienta de pensamiento desde el siglo XII hasta la actualidad. La muestra, una de las más instagrameadas, muestra que conecta lo técnico con lo conceptual, y lo gráfico con lo político.
Y una reflexión…. cuando no se puede estar en todo… menos mal que están las redes
Hay épocas del año en las que la arquitectura se multiplica. Bienales, congresos, exposiciones, inauguraciones… El calendario se llena de eventos y presentaciones que nos gustaría vivir en primera persona, pero no siempre se puede llegar a todo. Y está bien.
Frente a la ansiedad por estar en todos los sitios a la vez, a veces la clave está en disfrutar lo que sí puedes experimentar —una exposición en tu ciudad, una conversación inesperada, una lectura pendiente— y mirar con otros ojos lo que sucede lejos. En ese sentido, las redes sociales no solo nos informan: nos permiten asomarnos a otras realidades, seguir el pulso del sector y ver cómo cada arquitecto, comisario o visitante interpreta lo que está ocurriendo.
Así estoy viviendo la Bienal de Venecia este año: a través de las historias de quienes están allí, los posts del equipo comisarial, los reels que multiplican las arquitecturas y las palabras que acompañan cada imagen. Porque compartir también es construir relato. Porque desde cualquier lugar, también se puede pensar arquitectura
Difundir arquitectura en tiempos de “likes”
Lo más interesante de vivir la Bienal a través de las redes es comprobar cómo el relato arquitectónico se multiplica. Los vídeos de montaje, las entrevistas a los comisarios, las imágenes del pabellón tomadas por compañeros mientras la visitan… cada gesto suma. Ya no se trata solo de acudir a la inauguración, sino de ampliar la experiencia, de extender el alcance de lo que allí sucede.
Porque en la arquitectura también comunicamos lo que construimos. Desde un pabellón nacional hasta una story en Instagram, cada arquitecto puede ser altavoz de su tiempo. Esta edición de la Bienal lo sabe, y por eso muchas de sus propuestas —no solo la española— han entendido que hoy la arquitectura también se piensa para ser contada, compartida, discutida.
Nos leemos pronto,
Diana Maján – Hexágono Blanco